Una fragancia que expresa la fuerza del todopoderoso emperador. Un poder que viene por primera vez en el alma y en el conocimiento de sus propios medios. El fin justifica el perfume, así como la conquista es el comienzo de un engaño sutil. El vetiver es valiente, el cedro es el comando, la hoja de limón y el laurel son la corona que autoriza todo, incluso el delito. Tengo sólo un consejo para ti: sé maestro.